Vacaciones

Vamos a lanzar unas cuantas reflexiones sobre las cosas que todo propietario debe tener en cuenta antes de planificar un viaje con su animal.

Si te vas de vacaciones, párate a pensar si tu mascota te acompañará.

En el caso de los gatos, suele ser mejor buscar una persona de confianza que pueda acudir a alimentarlo, jugar con él y limpiar su arena. El gato es un animal territorial, y si se trata de unas

vacaciones previstas para un período corto de tiempo le cuesta más acostumbrarse al sitio nuevo que quedarse solo en casa.

En el caso de los perros, puede ser interesante buscar una persona de confianza para pasearlo y ocuparse de él. También existen hoteles para mascotas, infórmate en tu zona si alguno te da

confianza y te gusta. Hoy en día hay cada vez más facilidades para viajar con los perros. Se admiten en hoteles, campings, restaurantes, etc. Todo depende de la planificación familiar.

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Si te llevas a tu mascota de viaje, ten en cuenta sus necesidades durante el viaje y en el destino. Infórmate de la prevención de enfermedades a las que pueda exponerse.

En el caso de los perros, las principales enfermedades a tener en cuenta son la leishmaniosis y la filaria, siendo ésta última más conocida como gusano del corazón. Existen collares, pipetas

antiparasitarias específicas y comprimidos que ayudan a minimizar las infecciones. Es importante ya que son enfermedades graves que pueden poner en peligro su vida. Se transmiten por mosquitos cuya densidad es mayor en determinadas zonas, principalmente húmedas y cálidas.

Si viajas en avión, cada compañía tiene sus propias normas, así que no te olvides de informarte con tiempo suficiente.

Algunas permiten que los animales viajen en cabina, dependiendo de su peso; otras no. A veces se exigen transportines específicos en cuanto a material o tamaño, otras veces hay normativa en cuanto a sedaciones, identificación, etc.

Si viajas en tren, consulta a la compañía sobre el precio del billete y los requerimientos de trasportín, correa, bozal…

En general se suele tener que pagar una parte de un billete o un billete completo. Se exigen medios de contención, que pueden limitarse a correa y bozal, pero a veces pueden exigir transportines que cumplan determinadas condiciones.

Si viajas en coche, recuerda parar cada dos horas, para moverse un poco y tomar agua. Utiliza sistemas de retención adecuados. Recuerda que existen cinturones de seguridad para perros.

Si viajas con un gato o perro pequeño, lo mejor es que lo lleves en un trasportín en el suelo detrás de los asientos delanteros. Si es un perro grande, puede ir en el maletero o en el asiento trasero, separado del conductor por una red homologada, o atado al cinturón de seguridad. En este caso, existen arneses acolchados para limitar el daño en caso de accidentes. Es mejor evitar los collares, que pueden producir lesiones en el cuello en caso de accidente.

Nunca lleves a tu animal suelto en el vehículo, puede ser peligroso.

Los animales en sí mismos pueden ser causa de accidentes, simplemente por distraer al conductor, o peor aún, por meterse detrás de los pedales, por ejemplo. No debemos dejar nunca que se asomen por la ventana: además de ser una distracción para otros conductores, pueden hacerse daño con algo que se les meta al ojo o al oído.

Piensa de antemano si tu animal necesitará sedación, pasaporte, transportín homologado u otras especificidades.

En general para todos los viajes suele exigirse que las vacunas estén al día, además de una revisión veterinaria, y desparasitaciones internas, externas, normalmente en las 48h previas al viaje. Existe un pasaporte europeo que se exige para todo viaje dentro de la UE (perros, gatos y hurones), donde se refleja el buen estado de salud, y estas vacunas y desparasitaciones. Para viajes a otros países, el país de destino puede exigir un certificado veterinario u otros detalles.

Por otra parte, vamos a considerar opciones que pueden ayudar a que un viaje con mascota sea mejor para todos, y sobre todo para el animal.

Prepara su maleta: botiquín básico, comederos, comida habitual, cepillo, etc.

Si tu animal tiene una enfermedad crónica no te olvides de sus medicamentos o prescripciones. Es útil tener a mano limpiadores óticos y oculares, sobre todo si vas a destinos de playa o a zona de campo. Siempre es importante aclarar la piel del perro si va a la playa, ya que la arena y la sal pueden ser irritantes, contrariamente a la creencia popular. Para muchos animales, es mejor si no cambiamos su comedero ya que les ayuda a tener referencias conocidas. Además, siempre es mejor llevar la comida a la que está acostumbrado, para evitar problemas gastrointestinales que podrían aparecer si le exponemos a un cambio dietético.

Existen medicamentos que pueden ayudar a tu mascota a pasar un viaje más agradable.

La primera opción son las feromonas. En el caso de los perros se trata de Adaptil, en el de los gatos, de Feliway. Son feromonas de apaciguamiento, específicas de cada especie. No huelen ni manchan, y sólo las percibe la especie animal en cuestión, nosotros no lo notamos. Ayudan a que el animal se sienta más tranquilo. Para el perro existe en forma de collar y para el gato, en forma de spray. No tienen contraindicaciones ni efectos secundarios.

Por otra parte, existen también ansiolíticos naturales, complementos alimenticios con efecto probado, que pueden ayudar al animal en los casos más complicados. También carecen de contraindicaciones y efectos secundarios, pero requieren la administración de cápsulas o comprimidos a diario durante unos días. La recomendación habitual es desde unos tres días antes hasta unos tres días después del viaje.

Además, si el animal sufre de una fobia al coche y los viajes son un martirio para él mismo y para la familia, hay medicamentos que pueden ayudaros. Por un lado, sedantes más o menos fuertes en función de la duración y del efecto perseguido. Por otro lado, ansiolíticos suaves, que sin sedar al animal pueden ayudar a que esté más tranquilo y evitar que cree un mal recuerdo de la xperiencia. Todo depende de lo que haga el animal. Algunos no paran de vocalizar, o pueden incluso orinarse o defecarse encima, con las consiguientes molestias que eso ocasiona, además de mostrar un claro malestar.

Por último, existen animales que se marean. Es lo que se conoce como cinetosis. En estos casos, existen medicamentos para tratar el mareo directamente a nivel cerebral y así evitarlo, ahorrando a todos el mal rato que suponen las náuseas, el babeo y los vómitos.

Acostúmbrale al coche y al trasportín poco a poco desde pequeño.

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Muchas veces, sobre todo en el caso de los perros, su primera experiencia es traumática y se asocia el viaje en coche a la separación de su madre y su camada. Además, muchas veces en el primer viaje se marean y tienen náuseas o incluso vomitan. Esto hace que asocien el coche con una mala experiencia. Tanto en este caso como si tenemos la suerte de partir de cero y que el animal aún no conozca el coche, podemos ayudarle haciendo que lo asocie con momentos positivos para él. Debemos ir poco a poco y familiarizarse con el coche, a la vez que lo estimulamos y proporcionamos experiencias positivas, mediante el juego o con mimos y golosinas. Se trata de ir muy poco a poco, y dedicar un tiempo de lo que podríamos denominar trabajo en escalas. Primero, vamos al coche, le invitamos a subir (sin forzarle, nunca debemos obligarle sino conseguir que lo haga por sí mismo), recompensando efusivamente con la voz (diciéndole muy bien de forma cariñosa) y dentro del coche le acariciamos y jugamos con él o le damos algo de comida apetente. Al día siguiente hacemos lo mismo, y arrancamos el coche sin moverlo durante unos minutos. Al siguiente movemos el coche despacio y suavemente sólo unos metros y unos minutos. Y así progresivamente aumentamos el tiempo y la distancia. Lo ideal sería que una persona se quede con el perro y otra  conduzca.En el caso del trasportín, sobre todo para gatos o perros pequeños, también salimos ganando si no tenemos que pasar por una pelea para meter dentro al animal. Para ello, la idea es la misma, que se acostumbre poco a poco y de forma positiva, sin que el animal asocie el momento con manipulaciones traumáticas. Para ello, de nuevo, nunca hay que forzarlo y hacerlo a malas. El transportín debe convertirse en un elemento más de su entorno, estando a la vista y abierto de forma continua.

Podemos poner dentro un platito con comida apetecible y algún juguete. También podemos invitarle a entrar él sólo con la voz y con el juego, por ejemplo con una varita para gatos que le incitemos a perseguir hasta el interior del trasportín o lanzando una pelota o un ratón dentro.

Sobre todo, se trata de tener mucha paciencia y considerarlo un proyecto a largo plazo.

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